26/4/10

"No fue casualidad"

Alguien me ha contado que en Valparaíso se encontraba la flor más bella del país, y ahí me tienes con mis sueños y una mochila, en busca de ella.
Me paraba todos los días desde mi ventana, la del vecino y de la universidad, a ver si es que me encontraba con aquella flor, la misma de la que me habían hablado... día tras día en busca de ella.
Pasaban días, pasaban meses y yo aún... no la encontraba.
Hasta que un día aburrido de buscar decidí meterme a un sucucho, de esos mismos que se pueden encontrar en todo el mundo, solo que este... tenía algo especial.
Una amiga al verme en aquella situación, decide acompañarme. Conversamos, reímos y bebimos... inventamos mundos imaginarios mientras toda la ciudad caía en caos, los papeles volaban, las sirenas encendidas lucubraban un triste final y ahí estábamos, los dos en la inmensidad del mundo, construyendo castillos de papel que serían envueltos por el dichoso mar que alguna vez nos baño.
Al día siguiente volví a pararme en la ventana, ya no con la intención de encontrar a esa flor tan maravillosa que todos hablaban, sino que con la idea de encontrarme una vez más con ella, a imaginar mundos, a vivir de sueños y pesadillas, mientras toda la ciudad duerme.
Recibo una llamada, pues que creen, era ella.
Las campanas sonaban al replicar, la dulce Carla seguía riendo y yo la acompañaba.
Estaba tan bonita esa noche, le sentaba el pelo recogido, creo habérselo dicho, ella no se sonrojo, volví a pensarlo esta vez se sonrojo.
Al otro día fui a la universidad, ahí se encontraba ella, estaba comiendo una sopa de cebollas, en mi vida la habría probado si no fuera ella quien me hubiera dado a probar.
Así pasaron meses, yendo a la universidad a comer sopa de cebollas, que a estas alturas sabía cada vez más dulces.
Pues ya va casi un año comiendo sopa de cebollas. Esta vez me tocaba llevar el pan frito. La universidad ya no se encontraba como de costumbre, la ciudad no estaba como de costumbre, mi vida no estaba como de costumbre, y el patio no estaba como de costumbre. Esta vez no había sopa de cebollas, no había la nada de la dulce muchacha, las sirenas comenzaban a sonar cada vez más fuertes, recorrí toda la universidad, los papeles volaban de un lado para otro, por los pasillos corría la gente, Sanhueza vestía de tutu mientras Zañartu tocaba un bongó. Salí raudamente de la u, solo vi militares andando en su tropel, disparaban a raudal, dos aviones se dirigían al sur, cargado de intenciones. Salí por la calles vacías con las manos en alto por el medio de las calles. El día parecía noche y la noche parecía día, nada más que milicos con sus armas y un par de esquinas rojas se vislumbraban como altares de medianoche.
Así pasaron 17 años, todos los días con la esperanza de buscar la dulce sopa de cebollas y nada, me dirigí a El Mercurio a dejar una nota, los payasos escribían chiste tras chiste y el editor con torta en la cara y un brandi en la mano me dice
-Que no me jodas, que búscate una nueva vida, prueba con la sopa de carne roja, te sentará mejor.
Que va, salí corriendo del gran circo, volando habían papeles, cada cual más orgulloso de su soberanía y aquí me tienen con barba y anteojos un poco más viejo y el candelero en mis brazos y con el gusto a la cebolla que ya no está.
El mundo es una pesadilla y yo... había sido tan feliz.
El mundo se derrumba y gira... no soy un superhéroe, salvar tu vida en redención, solo busco un trozo de verdad... Me vino el ron de la nostalgia, dulce verano de diciembre, suena tu risa en el contestador... no traigo nada solo un cartel y un clavel.
Cabizbajo camino alrededor, una metralla en la nuca y todo se vuelve gris, los gritos corroen las paredes y por fin te encuentro... en un rincón.
Ya no eres la misma de antes te digo, tu solo asientes con la cabeza, los garabatos incrustados en tu piel no disimulan tus ganas de besar...
Una voz fuerte irrumpe en la habitación, a rastras soy sacado, tus ojos se inundan y pues ya no te veo, solo un murmullo escapa de tu boca.
Han pasado algunos días, tal vez fueron meses, la cuenta de los días ya nos los llevo, solo el recuerdo de las cebollas sigue presente.
Me llevan a un cuartoAñadir imagen oscuro, a lo lejos puedo distinguir una suela, más nada veo, mis ojos en tinta no me dejan libre. La misma voz fuerte re aparece y trae consigo la misma silueta, la misma que he buscado por años y que una vez más tengo a mi lado, a los pies nos tiran unos posillos, ese dulce sabor vuelve a mi boca, como he de olvidarlo.
-Te acuerdas...
Un sonido espeluznante se oye a lo lejos, y tus pétalos comienzan a caer, otro y soy yo quien caigo... Esta vez en tus brazos, en aquel mundo imaginario que alguna vez reímos juntos... en tus manos sostienes el mismo platillo que antes, me das a probar y es la sopa de cebolla más dulce que he probado en años.
Por fin entiendo que aquella flor que busqué por tanto tiempo... eras tú.