27/7/07

Primer soneto Del perdón a la cotidianeidad


Ojos ciegos caminantes en las espinas

En verdades enredadas por cristales

Que transitan en inmensos vitrales

Implícitos en retazos que dominas


Pero que a la postre bien sabidos tuyos

En el compás de amalgama de las noches

Y que sin vergüenza en el agua traes

Para luego dejarlos sin remordimientos.


Y bien sabidos los retazos del alma

Que me traes de los cristales rotos

Bajados de nuestra sangre a tu palma


Pero que más da si dejamos los escollos

Para el lado cuando venga la calma

Y luego nos fumamos unos cogollos